La Vida es una oportunidad para lograr la Existencia. En la Música –como en casi todo–, principiamos condicionados a unos guiones preestablecidos, a unas partituras bien pautadas por límites, formas y entresijos académicos.
En el Inicio de este proyecto, hay una pulsión por conectar con esencias que desafían la norma. Un impulso Ordenado, pues el impulso carente de planificación, es un absurdo. Se ordena, de entrada, en la condición de arribar más allá de los límites, sin miedo al error, a encontrarse con la falta, pues en ella se haya el tesoro que nos impulsa a redireccionar nuestros pasos.
La Música es un deseo llamado a conectar con el Pulso del Universo. De adentro afuera y de afuera adentro. Un Reconocimiento Vívido, donde notas y ritmos, ofician de interlocutores entre nosotros y la Estructura regida por las Leyes de la Luz.
Música en estrecha simbiosis con el Mundo de la Palabra. Telar donde se entrelazan aperturas, cierres, giros inesperados, colores, sabores, aromas, emociones, saberes e intuiciones. Mundos que trabajan en paralelo, plasmándose en este resultado que brota de un Impulso sabiamente organizado.
Impulso que encuentra su Pulso, uniendo tiempos en lo cronológico y en lo circular, en lo metereológico y en lo sincrónico. Nieve, Lluvia y Soles Dorados. Pasado, Presente y Futuro. Masculino y Femenino, ahora, en Estado Tódico, concentrado en este Impulso.
